Es un documental basado en hechos reales. Sobre el precursor de las redes sociales y de experimentos sociológicos televisivos. Nos ofrece una visión anticipada al uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación. Josh Harris, el protagonista, es un visionario de la comunicación capaz de predecir las repercusiones sociales de los avances audiovisuales.
El documental consta de 3 partes, que se corresponden con tres experimentos: Pseudo, Quiet y We Live in public. Siguiendo el orden cronológico de su trabajo y por lo tanto de su vida. Podríamos decir que es un documento biográfico.
Con Pseudo, Harris realiza la primera retransmisión vía internet, y construye una plataforma interactiva de naturaleza digital. Al igual que le pasara a Picasso u otros genios, Josh Harris encontró el límite de su creación en barreras externas, como era el escaso y restringido desarrollo de internet y sus capacidades. Aun así sirvió como espacio de creación e inspiración de nuevos proyectos como seria Quiet, el cual es un experimento social en el que todos sus individuos conviven en un lugar aislado y continuamente observado, llegando a situaciones críticas y de realidad extrema. Por último, en We Live in Public, el experimento es invertido, y el sujeto de estudio será él mismo, junto con su novia. La cobertura de cámaras abarca hasta el mas mínimo detalle de la vida cotidiana, haciendo participes a millones de espectadores, en su momento álgido. Y al igual que en Quiet, las “ratas” despojadas de su intimidad, alcanzan un punto en el que no son capaces de sobrellevar sus vidas en estas condiciones, y comienzan los problemas de convivencia, comunicación, etc.
Consideramos que los experimentos realizados, son un claro reflejo de la actualidad social, viendo como la esencia de sus actos se exporta a la gran masa a través de las redes sociales e internet. Hemos podido observar como la falta de privacidad individual crece en internet. A día de hoy, cualquier usuario puede colgar fotos, videos e intimidades de otras personas sin su autorización, las empresas pueden acceder a información personal sin la autorización expresa del usuario, y se demuestra que con las redes sociales e internet nos hemos conectado todos a un sistema social imparable. Formamos parte de un ente de desmesuradas proporciones, que cada día amplia sus competencias y contenidos, interconectándonos y formando una proyección de la realidad, basada en nuestra subjetividad.
Esto conlleva importantes cambios presentes y futuros, que dependiendo de nuestras decisiones, tendrán repercusiones positivas o negativas. Algunas de estas ya han hecho aparición: debido al mal uso, internet puede generar una adicción solo comparable a la de las drogas. El fenómeno “Hikikomori” es el claro ejemplo de ello: personas abrumadas por la responsabilidad que exigen los roles sociales, deciden aislarse de ellos y vivir una segunda vida en la red. Dividiendo su personalidad e incluso anulando la real. Llegando a cotas de comunicación capaces de prescindir del contacto físico o verbal-
En realidad no debemos condenar el uso de las redes, si no el mal uso. Debemos ser capaces de hacer un uso inteligente de ellas, con el claro objetivo de crecer como especie. Pese a las repercusiones negativas ocurridas en algunos ejemplos, fruto del sistema de aprendizaje y selección, ensayo-error, estamos seguros de que somos capaces de evolucionar y hacer un uso inteligente de este nuevo motor comunicacional.
No lo convirtamos en prensa rosa de los anónimos.